Beethoven my friend

Ludwig van Beethoven nació en Bonn, Alemania el 16 de diciembre 1770. Su familia era originaria de Flandes.  Tuvo 2 hermanos y su nombre fue puesto en memoria a su abuelo Ludwig.

A los 8 años, tocaba el clave en público y empezó a participar en numerosos conciertos públicos, en los cuales evidenció un singular talento para la improvisación.

Beethoven era de temperamento altivo, impulsivo e impetuoso, como son sus obras. A la gente le gustaba observarlo y escucharlo mientras ejecutaba sus apasionadas composiciones para piano.

Sus éxitos como improvisador y pianista eran notables, y su carrera como compositor parecía asegurada económicamente con su trabajo de virtuoso. Porque, entretanto, el joven Beethoven componía infatigablemente: fue éste, de 1793 a 1802, su período clasicista, bajo la benéfica influencia de la obra de Haydn y de Mozart, en el que dio a luz sus primeros conciertos para piano, las cinco primeras sonatas para violín y las dos para violoncelo, varios tríos y cuartetos para cuerda, el lied Adelaide y su primera sinfonía, entre otras composiciones de esta época.

A los 31años comenzó a darse cuenta de que estaba perdiendo paulatinamente el oído y esto lo afectó profundamente. Una vez, Beethoven paseaba por el bosque en compañía de su alumno Ferdinand Ries, quien se refirió a la hermosa melodía de la flauta de un pastor que sonaba en las proximidades. Al notar que no había oído nada, el maestro cayó en una depresión abrumadora.

Las composiciones de este período reflejan un hombre desesperado por ser el dueño de su propio destino. Si se conoce su situación se comprenderá mejor su música. Al expresar su sufrimiento, Beethoven tomó de la mano la música y la llevó del clasicismo al romanticismo.

A diferencia de Mozart, Beethoven no fue un músico dotado de facilidad para componer. De hecho, en sus cuadernos se ve que luchaba con cada obra durante semanas y meses, años incluso, sin quedar nunca satisfecho.

No existe una obra que haya revolucionado tanto la historia de la música como la Sinfonía n° 3 en Mi bemol mayor, conocida como “Heroica”. Con esta composición, Beethoven dejó de ser un simple continuador de Haydn y Mozart y encontró su propia y particular manera de expresarse. Desde el comienzo, concibió una obra de grandes proporciones destinada a evocar la vida y la muerte de un gran héroe: Napoleón Bonaparte, a quien Beethoven admiraba profundamente, sin embargo, todo cambió en 1804 luego de que Napoleón se proclamó emperador y Beethoven se sintió herido por la persona en la que se podría convertir Bonaparte.

Una de las más sencillas melodías que figura en sus cuadernos de notas se convirtió en uno de los temas más profundos de la historia: el de la “Oda a la alegría” de su última sinfonía, la sinfonía n° 9 en re menor “Coral”. Hoy es el himno de la Unión Europea. La “Oda a la alegría” es un largo y hermoso poema de Friedrich Schiller, que Beethoven, desde muy joven, deseaba plasmar en su música y lo puso justo al final de la Novena Sinfonía.